EL CABILDO DE TUCUMÁN
Y SU LAMENTABLE DESTINO
por Ernesto Damián Sánchez Ance
En la época
colonial, los cabildos fueron la base local del gobierno político. Cuando se
fundaba una ciudad, se procedía inmediatamente a crear el cabildo, cuya
jurisdicción excedía los límites de la misma para extenderse a toda la región
aledaña.
Las sedes de
los cabildos se edificaban en frente a las plazas de las ciudades, y en muchas
ciudades fundadas en tiempos de la colonia, se mantienen intactas estas
edificaciones, como testimonio histórico y cultural de aquella época, dándoles
un aspecto señorial que atrae al visitante y enorgullecen al habitante local.
La ciudad de
San Miguel de Tucumán y Nueva Tierra de Promisión, fundada en el paraje de
Ibatín en 1565 y trasladada a su actual emplazamiento de la Thoma en 1685, también tuvo
su cabildo, pero por las influencias que el Liberalismo político, cultural y
económico ejercía (y aún ejerce) en la clase dominante de nuestra provincia, se
decidió derrumbar este histórico edificio que, en el concepto de esa clase
social, representaba el atraso de nuestra región y nuestro país.
Para los
liberales tucumanos de fines del siglo XIX y comienzos del siglo XX, todo lo
colonial (y para qué referirnos a lo indígena) debía ser destruido. Por ello es
que en la capital tucumana, uno de los pocos edificios coloniales que ha
sobrevivido a este odio hacia nuestra identidad es la Casa del Obispo Colombres.
No había
razones para demoler el cabildo, ya que era uno de los mejor conservados de
nuestro país. Podrán los defensores de esa clase social decir que el cabildo no
presentaba las características adecuadas para albergar a los funcionarios de
aquella época… podrán argumentar que en esa época no estaba demasiado
desarrollado el concepto de preservación del patrimonio arquitectónico,
cultural e histórico, y podrán poner todas las excusas que a uno se le puedan
ocurrir. Sin embargo, el mensaje era claro. Ya analizaremos porqué.
Recorriendo
las calles de la magnífica ciudad imperial de Cusco, el visitante puede
observar que muchas edificaciones presentan una característica muy particular,
notándose que tienen como base importantísimas construcciones líticas que, en
muchos casos, se trata de gigantes piedras de varias toneladas perfectamente
cortadas, sin ningún tipo de argamasa y sin intersticios entre las piedras.
Sobre estas bases líticas, el conquistador español siguió, por el motivo que fuere,
edificando con adobe. Es así que se destacan numerosos edificios, entre ellos
Hatun Rumiyoq y el Qorikancha o antiguo Templo del Sol, sobre el que, sin haber
destruido su base lítica construida por los Incas, los españoles edificaron el
Templo de Santo Domingo. El mensaje era claro. Se estaba dando a entender que
lo hispano prevalecería sobre lo andino. Independientemente de las críticas que
hoy, a varios siglos de la conquista del Perú se puedan realizar contra España,
este reino, en muchos casos, siguió respetando bastante de lo inca. En cambio,
el mensaje de destruir el edificio del Cabildo, era que los tucumanos de
comienzos del Siglo XX tuvieran perfectamente claro que se estaba dando paso a
un nuevo país… sin identidad y dominado por el capital foráneo. De este modo,
el 9 de Julio de 1912, se inaugura la
Casa de Gobierno en el sitio que ocupaba el Cabildo.
Nuestro cabildo, simple pero señorial, es
reemplazado por un edificio de mal gusto y estilos denominados con nombres
extraños para el criollo como ser “ecléctico”, “art nouveau”, Clasicismo
italiano y francés y otras denominaciones que prefiero no nombrar. Dicho en
otras palabras… lo nacional es destruido para dar paso a lo extranjero, lo
genuino es demolido para instalar lo exótico… la Patria es atropellada por
sus entregadores y enemigos.
Bella foto del perfil. Me gusta.
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